lunes, 24 de octubre de 2011

DE ANGELES Y DEMONIOS

  La última escalera al tercer piso me cuesta trabajo escalar. Buscar la llaves en la bolsa es, como encontrar una aguja en un pajar, pero logro hallar el pase al paraíso en donde abunda mi tranquilidad, donde soy quien quiero ser,  donde afloran mis temores cuando estoy sola, pero también donde he experimentado anhelos, fantasías y he aprendido a ser feliz con lo que tengo, hablo de  Mi hogar.

Entro y lo primero que busco es mi habitación y en él, mi cama en la cual me derrumbo por el cansancio que se  fue acumulando a lo largo del día, pero eso si, con una sonrisa  por haber disfrutado  cada minuto, cada segundo, cada instante en que fuí partícipe de varias momentos en la vida de la ciudad y en la de alguien.

Cierro los ojos por un momento y no puedo evitar recordar como fue que te conocí, lo repaso una y otra vez en mi cabeza, no se me olvidan tus primeras palabras para mí; ¿como iba a saber que a partir de ahí, tu quedarías encantado conmigo? Me robas mi tranquilidad, no se si quiero que pase, tengo tantas dudas, mi cabeza es un torbellino de ideas,  miedos, ilusiones,  recuerdos, inquietudes, corazonadas, lugares, que me despiertan  tu imagen, tu mirada, tu sabor, tu amor.

Cargo con un costal de malos recuerdos, con un puñado de inseguridades, con unas piedritas de malos humores, y con una piedrota que se llama MIEDO. Sé caminar, correr, esquivar, gritar, luchar, valorar, querer, amar, reconozco que me esfuerzo por ser mejor a diario,  pero mis sentimientos aún me falta dominar. Esta canción siento que me describe en este momento, pues cambio constantemente, yo soy la misma ayer y hoy, como no seré hoy y mañana. Espero derribar o decidirme a dejar olvidado ese costal.

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