miércoles, 19 de enero de 2011

MIRANDO EN EL MIRADOR

 Estabamos en la fila listas para subir y ya estaba sudando frio, sentì un ligero temblor, casi imperceptible en las manos para mi acompañante. Empecé a reir con ella (claro ejemplo de mis nervios) y por primera vez le dije que me estaba dando miedo, algo exagerado para un elevador. El momento llegò, el guìa nos invitó a subir a lo cual le pedì a mi acompañante me agarrara muy fuerte de la mano, mientras ella se burlaba de mi. Entré en una lucha con mi raciocinio y mi temor; el vèrtigo, la altura, no lo se, preguntandome porque un elevador me hacia temerle? estaba fuera de lugar, pero aùn así... lo hice. Subimos aproximadamente 57 metros y ya sentìa que las piernas me temblaban un poco, tratè de tranquilizarme, comencè a respirar hondo y en ese momento empecè a disfrutar de la maravilla de este paseo.

Nos hallamos en el nuevo mirador del MONUMENTO A LA REVOLUCION en donde el acceso es por el elevador que se encuentra al centro de èl, con vidrios transparentes para darte una vista inigualable desde que vas ascendiendo hasta llegar a la cùpula de dicho monumento. Una vez que bajas del elevador a la cùpula, desciendes por unas pequeñas escaleras para quedarte en la estancia de dicho mirador, puedes caminar dándole la vuelta a toda la construcciòn, lo que te da una visiòn de toda la Ciudad de Mèxico. A lo lejos puedes observar Santa Fe, las banderas de algunas delegaciones, el palacio de los deportes, los edificios de Tlatelolco, los volcanes, la torre mayor, etc. El costo de este mirador es de $40 pesos publico general, $20 pesos estudiantes y los miercoles es entrada libre. ¡Visitenlo, no se arrepentirán!
Como breviario cultural, cabe destacar que este monumento consta de 3 figuras humanas, todos con rasgos geometrizados que les dan un aire de fortaleza y sencillez; asì se simbolizo a la sociedad mexicana que luchò por la revolución y que estuvo dispuesta a defender sus derechos y a conquistar el progreso social.
Despuès de haber tomado algunas evidencias fotogràficas, nos sentamos en las bancas que colocaron en el mirador contemplando la ciudad y sintiendo el viento en nuestros rostros, lo que me dio una sensaciòn de libertad infinita, un airè frio, puro y un rayo de sol abrazador que hacen una estancia muy amena. Nos dirigimos de nuevo al elevador para descender y volvì a sentir el mismo vèrtigo, pero en esta ocasiòn, lo pude controlar. Regresamos a tierra firme y salimos de dicho monumento listas para otra cosa que hacer...........