lunes, 3 de septiembre de 2012

DE AMOR Y DE SOMBRAS

            
Tenia tantas ganas de salir corriendo de allí, no verle nunca más, irme y resguardarme en un sitio seguro, no podía entender el por qué de su comportamiento y sobre todo, el que me gritara que no quería hablar conmigo. ¿Que cosa tan mala habia pasado como para que unos minutos atrás se acercara a besarme y recordarme cuanto me ama y después, un solo no quiero hablar contigo? Traté de tranquilizarme, pensar en las posibles acciones que pudieron molestarle y no encontré alguna, solo me quedaba regresar y preguntar que le había ocurrido. Volví y le pregunté en cuanto salió del sanitario para hombres y me respondio con una pregunta que no le podía contestar porque no la sabía, a lo cual no entendí porque me decía eso, así que le exigí nuevamente que me dijera y solo me dijo que ya no queria verme más. Tome mis cosas y salí huyendo del lugar, no podía creer lo que estaba pasando, pero traté de no llorar y concentrarme en como le haría para llegar ami casa, entonces, apareció de nuevo, solo diciendo que un mensaje delataba una posible infidelidad, suspiré y traté de explicarle que no había un interés ajeno a él, que yo no era responsable de las actitudes y acciones de los demás y así, hablamos en medio de la noche, en medio de la nada, a la luz de la luna y sin luz de nada, con una brizna que amenazaba mojarnos más de lo debido, con un sentimiento desgarrado en mi interior por todo y por nada, con una cierta molestia por poner en duda mi honestidad y mi palabra, con una cierta tristeza de pensar que no buscó el díalogo que siempre buscamos ante cualquier malentendido. Perdón fue la penúltima palabra que dijo antes de dormir. Te amo fue la última que escuché antes de sumergirme en el sueño que resta de la noche.