miércoles, 10 de abril de 2013

DUALIDADES MAYAS


Es la primera vez que siento algo así en el cuerpo. Muchas veces me he cortado, me han inyectado a voluntad y otras tantas en contra ella, pero esto que se siente,  no se compara nada a lo que se experimenta cuando alguien dibuja en tu cuerpo con aguja por la mezcla de emociones y un toque de dolor.

Cámbiate, me dijo y yo muy obediente me dirigí al baño para ponerme una chamarra de frente y dejar descubierta mi espalda, salí y me percaté que las manos comenzaban a sudar, sentía una cierta ansiedad, producto de la situación que vivía en ese momento. La tensión abundaba en cada rinconcito de mi ser, pero me senté y me acomodé como me indicó él.

El primer trazo no me dolió, pero todos los que siguieron dolían como si algo te cortara la piel, en algunos momentos estuve a punto de decir: ¡ya, me rajo, déjamelo así, ya no quiero nada!. Una vez que terminó de contornear la figura, descansé, pero ya no me sentía tensa como antes. Ya me había relajado y le escuché decir: vamos a continuar. El relleno de color del símbolo fue soportable, no sé si ya me había acostumbrado al dolor pero ya no le sufrí.  Fui feliz cuando le escuché decir, terminamos.

Me tatué, si. Algo de mi historia de vida quiero que quede plasmado en el cuerpo, en la piel, pero además dándole un sentido a ese tatuaje, un significado especial. En mi historia de vida, marca el inicio de una nueva era, el compromiso y la unificación de dos personas hombre-mujer buscando un complemento,  logrando así el equilibrio para nosotros y los nuestros en el mundo y el universo. 



 EL SIMBOLO DE LA DUALIDAD MAYA