miércoles, 27 de junio de 2012

HOY FUI YO

Abres los ojos y asì nadamas, se te ocurre que este día será genial. De un salto te levantas de la cama a realizar tu ritual de limpieza personal, respiras, bailas, juegas un poco contigo y terminas con un regalo para tí: tu propia sonrisa frente al espejo y eso te da confianza, te da plenitud, te hace sentir feliz. Cierras la puerta y emprendes tu viaje dominical, la piel percibe lo cálido del ambiente, tus ojos los rayos de sol que aparecen lentamente conforme transcurre el tiempo, por tanto, recurres a tus lentes de sol para apaciguar un poco su luminosidad. Sientes un ligero viento que acompaña tu andar, comienzas a transpirar, tu boca siente la necesidad de hidratación, sin embargo, tù esperas, cantas en silencio. Llegas a tu destino, caminas sin presiones, sin nadie que  te apresure, contemplas el andar de la ciudad , admiras su color, escuchas el sonido que provoca los autos, la gente, el mismo viento, vives tu ciudad. Entras a algún recinto particular, observas, admiras, creas una posible historia de acuerdo a la fotografía que contemplas, simplemente IMAGINAS. Sales de aquel lugar, pensando en cual será tu próximo destino, buscas tu siguiente zona de confort y decides que puedes terminar con una sala de cine que te queda a unas cuantas cuadras y emprendes tu camino, encuentras lo que buscas y sin más, te sumerges en sus paredes para descubrir una historia más pero contada en una película. Hoy fue tu día, porque tu así lo quisiste, regresas a casa, cansada, pero de ese cansancio rico que te da una sensación de plenitud porque HOY, hiciste lo que quisiste.